De
acuerdo con las características de cada cultura, los requisitos para
que una persona se vuelva mediática son diferentes, pero en países
occidentales tales como España, Argentina, Italia, Estados Unidos y
Perú, por citar algunos, estos personajes suelen coincidir en su falta
de educación, en sus malos modales y en la especial atención que reciben
por parte de millones de personas, que se aferran a sus imágenes como
si se tratara de seres iluminados, cuando no son más que titeres de los medios de comunicación.
Cabe señalar que no todas las figuras mediáticas carecen de talento o
habilidades especiales: algunas de ellas atraviesan una etapa de éxito
en su juventud y más tarde no saben mantener su lugar en el mundo del
espectáculo. Sin embargo, esto no justifica que acaben desvelando
romances secretos de la farándula o participando de falsas discusiones y
peleas orquestadas frente a millones de personas, cada tarde.
El gesgo mediático es un fenomeno que lleva décadas intoxicando el periodismo, y a pesar de los intentos
por alcanzar la total neutralidad y el equilibrio en la presentación de
la información, resulta casi imposible deshacerse de esta tendencia. Si
bien en algunos casos se trata de actitudes que parecen involuntarias,
la preparación profesional de un periodista incluye la búsqueda de la objetividad a la hora de investigar y publicar las noticias.